FUENTE: https://www.20minutos.es/noticia/4674875/0/mas-caries-mas-extracciones-mas-bruxismo-asi-influye-la-pandemia-en-nuestra-salud-dental/

Una peor alimentación durante el confinamiento y el aplazamiento de las visitas al dentista están detrás.

La pandemia también a aumentado el número de ortodoncias dentales y los tratamientos estéticos.

El aplazamiento de la visita al dentista ha dado lugar a afecciones más graves.

La crisis del coronavirus no sólo está afectando a la salud de los que padecen la Covid-19, sino a la salud en general de toda la población. Diagnósticos que se retrasan debido a la saturación sanitaria o el miedo al contagio en los centros sanitarios provocan que algunas patologías empeoren y tengan un peor pronóstico. Esto ocurre también en la salud dental, pues problemas comunes y de fácil solución como las caries están desembocando, al no ser abordadas, en tratamientos más agresivos en incluso en la pérdida de piezas que podrían haberse salvado. El doctor Jorge Ferrús, implantólogo, periodoncista y cofundador de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid, nos cuenta cómo está repercutiendo la pandemia en la salud dental de los españoles.

Más caries, bruxismo, gingivitis y piezas rotas

A raíz de la pandemia, especialmente tras los meses del confinamiento, los dentistas empezaron a notar el aumento de determinados problemas de salud bucodental en sus pacientes, “detectamos mayores problemas de caries, bruxismo y roturas de dientes Esto ha hecho que problemas poco graves se hayan ido desarrollando hasta ser enfermedades que revisten mayor importancia”, nos cuenta Jorge Ferrús. Uno de los principales problemas es el aumento de las caries hasta en un 33%, y caries en un estadio más avanzado, lo que ha provocado, por ejemplo, que se hayan tenido que extraer más dientes, “las caries no tratadas ha sido el aumento de pérdidas de dientes, pues si una infección avanza demasiado y no es posible salvar el diente a través de un empaste o una endodoncia, es necesario proceder a su extracción”.

tro problema en aumento debido a la pandemia ha sido el bruxismo, es decir, apretar o rechinar los dientes de manera inconsciente, sobre todo por la noche, “las preocupaciones derivadas de la pandemia y otros aspectos (la salud de la familia, la inestabilidad laboral, la presencia de restricciones o cambios en la rutina, etc.) han hecho que muchas personas experimenten un mayor nivel de estrés que perjudica la salud oral. Esta ansiedad contribuye a la aparición de bruxismo que, con el tiempo, provoca desgaste en los dientes junto con dolor en el cuello, mandíbula, cabeza y oídos. La constante presión oclusal en las piezas dentales ocasionadas por el bruxismo hace que estas se fracturen o se rompan”, advierte Ferrús.

El estrés, además, perjudica seriamente a la salud de las encías, por eso también son más comunes los casos de “una enfermedad periodontal conocida como gingivitis ulcerosa necrosante aguda (GUNA). Aunque es habitual que afecte a personas jóvenes, hay otros factores de riesgo, como el tabaco, una alimentación deficiente o la falta de sueño reparador. La GUNA se traduce en el sangrado e inflamación de las encías”. Un mal estado de las encías también puede llevar, a la larga, a la pérdida de piezas dentales.

Comemos peor y retrasamos la visita al dentista

Además de lo explicado anteriormente, las causas más comunes de este empeoramiento de la salud dental son principalmente dos circunstancias también derivadas de la pandemia: el aplazamiento de las visitas al dentista y una peor alimentación. Y es que, según asegura el Dr. Ferrús, durante los meses del confinamiento más estricto, adquirimos malos hábitos, “al estar más tiempo en casa, la dieta se basaba en un constante picoteo entre horas -generalmente de snacks y bebidas con una alta concentración en azúcar- algo que contribuye a la acumulación de restos de comida y, con ello, a una mayor cantidad de placa bacteriana. Si no seguimos unas adecuadas rutinas de higiene, las bacterias liberan ácidos que terminan destruyendo el esmalte dental”.

Si a esto unimos que vamos menos al dentista, la salud dental empeora a la fuerza, y no ir al dentista es algo que hacemos menos por varios motivos. Primero fue el confinamiento, cuando muchas clínicas estaban cerradas o atendían solo urgencias, y más tarde, por miedo, “el principal motivo por el que los pacientes se han mostrado reticentes a venir a la clínica. Sin embargo, esto puede ser también una excusa para aquellos pacientes con miedo al dentista y, así, poder procrastinar los tratamientos que necesitan”.

Retrasar la visita al dentista es especialmente dañino, por ejemplo, para las personas que tienen ortodoncia fija con brackets, “requieren de un mayor control sobre su higiene. El hecho de no acudir a revisión no solo ha podido suponer un problema en cuanto al transcurso de la ortodoncia, sino que ha imposibilitado que el especialista valore los cúmulos de sarro en las zonas de difícil acceso para el cepillo”, advierte Ferrús.

En este sentido, Jorge Ferrús quiere transmitir un mensaje de tranquilidad, “un centro por el que pasan tantas personas debe estar debidamente desinfectado y preparado para acoger a los pacientes sin riesgo alguno. Las clínicas dentales son de los lugares más seguras gracias a los protocolos exhaustivos de desinfección a diarios. Además, los dentistas ya han sido vacunados, por lo que hay todavía menos probabilidad de que se produzca un contagio”.

Los tratamientos más demandados

Todo este ‘abandono dental’ ha repercutido de manera directa en los tratamientos, que ahora son de mayor envergadura que una simple limpieza o un empaste, pues, como decíamos, una caries no tratada puede derivar en extracciones, reconstrucciones, implantes, etc. Sin embargo, hay otra cara esta moneda, y es que la pandemia también ha animado a la gente a hacerse tratamientos que en otras circunstancias no hubiera llevado a cabo como ponerse unos brackets metálicos, “hemos experimentado un aumento en la demanda en un 70% con respecto a 2019. Esto se debe a que el uso de la mascarilla hace que una persona no tenga que estar preocupándose de si su aparato se nota o no al hablar, ya que su boca permanece tapada. Por otro lado, los brackets metálicos son el sistema más barato y son muchas las personas que han visto cómo su situación económica cambiaba como consecuencia de la pandemia”, cuenta Ferrús.

Por otro lado, también han aumentado en un 76% los tratamientos estéticos, “precisamente por las consecuencias del confinamiento, nos mirábamos mucho más al espejo y las continuas videollamadas también propiciaban que nos fijáramos más que antes en nuestro aspecto. Fruto de esta observación, surgieron preocupaciones por pequeñas imperfecciones que muchos pacientes han querido mejorar para estar más a gusto consigo mismos. Sobre todo, ha habido una demanda en tratamientos como la colocación de carillas estéticas y blanqueamiento dental”.

Estética aparte, el Jorge Ferrús nos invita a que, con o sin pandemia, nunca dejemos de lado nuestra salud dental, “mi consejo es que nunca se retrase la visita con el dentista, recomendada cada 8 o 10 meses aunque no se detecte ningún problema bucal. Es preferible abordar a tiempo un problema que se puede resolver con un proceso sencillo, como puede ser un empaste, a dejar que se desarrolle una enfermedad más grave que implique un diagnóstico más complejo, largo y costoso”.

 

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